La feliz vida de Claudio

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La feliz vida de Claudio
El señor Claudio es una de esas personas que nadie ve. Va por la calle y al instante nadie lo recuerda. Tiene 40 años, es bajo, de muy poco pelo. Con un cuerpo donde los hombros son menos anchos que su cintura, piernas cortas y usa anteojos de alta graduación. Trabaja en una oficina de Seguros Generales y su labor es en el Archivo, cuarto de 4 metros por 4 metros, lleno de carpetas y papeles, pequeño escritorio, está solo casi todo el día. Solamente sales del cuarto para ir al baño. Su almuerzo, lo hace en el Archivo y generalmente es alguna porquería que compra camino al trabajo. El resto de los empleados y jefes casi ni lo conocen y él no conoce al resto.
Es casado, desde hace 15 años, con Frida, una mujer puro huesos, con cara de vinagre y hasta parece tener algo de bigote. Frida lo desprecia, hace 7 años que no tienen relaciones sexuales, si a lo que hacían, esporádicamente, se puede llamar relaciones sexuales. Viven en un apartamento, con un dormitorio pequeño y un estar aún más pequeño, baño y diminuta cocina, sin balcón y lavadero en la terraza, tiene solo una ventana que da al interior del edificio. Frida, odia toda esta vida, pero ella maneja el dinero y le da a Claudio, día por día, para sus gastos (bus y comida). Ella, es una zorra. Le engaña con el encargado, con el dueño del apartamento y con un par de vecinos. Tiene sexo casi todos los días.
Pero Claudio es feliz, tiene su gran aliada, si imaginación. Por ejemplo.
Frida vuelve a casa, dice haber estado con su prima, pero se nota claramente que viene de pasar dos horas con el vecino del cuarto piso, que acostumbre eyacular en la cara de Frida y le deja rastros de semen en su cabello. Entonces ¿qué hace nuestro amigo? Va al baño, hecha llave, apaga la luz y aparece, ella, Sonia, la mulata. Metro ochenta, 120 de busto, 70 de cintura y 110 de caderas, 18 años y como siempre desnuda.
– ¡Hola Claudio! ¿Me extrañaste?
– Sí, pensé un par de veces en ti.
Ella, se le cuelga del cuello, lo besa y lo desviste muy despacio. Cuando lo tiene desnudo, toma su pequeña verga y se la lleva a la boca, la pone dura.
– Papi, cómeme el coño
Así hasta el infinito, Sonia toma la iniciativa. Hace que Claudio la folle por la boca, el coño, el culo y le eyacule en las tetas.
A veces no viene sola, viene con alguna amiga, Helga, sueca, rubia y voluptuosa como Sonia y tienen un maravilloso trío. Helga es algo mayor, digamos 22 años.
Luego de un rato Claudio sale del baño, feliz, satisfecho y tiene ánimo para soportar las tropelías de Frida. Por ejemplo, el plancha o sube al lavadero con ropa sucia, que vuelve limpia. Cuando regresa Frida, le alcanza un sándwich de jamón y un vaso con agua, su cena. Van a la cama, ni se tocan. Al apagar la luz, viene una pelirroja de 20 años, Mimí, también de mucha teta y culo. En la oscuridad, le hace un sexo oral, finalmente, muy feliz Claudio, se duerme.
En la mañana, antes de desayunar su café, Claudio se baña. Lo ayuda Gaspar, un negro grande y con una verga de 30 centímetros. Gaspar lo enjabona, lo enjuaga y lo penetra con la verga entera en el culo de Claudio. Siempre a pelo y con acabada en el culito de Claudio. Les aclaro, la imaginación de Claudio, es bi sexual, le gustan mucho las vergas largas y gorda.
Luego Frida le da las monedas para el día y Claudio sale feliz hacia el trabajo.
Los otros días en la oficina, le presentaron una nueva empleada, Paquita, una nena de no más de 25 años, rubia, una Barbie. Obviamente, Paquita ni recordará a Claudio al instante de despedirse de él. Pero Claudio, la tendrá en su imaginación. La niña, es alta, delgada pero de buenas tetas y un culo interesante. Rubia, ojos celestes, blanca como la leche y un rostro que puede ser angelical o fatal, depende.
Al rato, Claudio va al baño, hace su necesidad y al regresar, Paquita está buscando debajo del escritorio algo que se le ha caído. Está en posición para follarla estilo perro y como lleva una falda muy corta, su panti rosa queda en primer plano, piernas preciosas y ese culito. Obvio, Claudio se va, casi corriendo a su cubil. A la hora del almuerzo, cierra todo y apaga las luces. Como se imaginan entra Paquita. Viene vestida con solo el Panty rosa. Las tetas son más grande que las que preveía Claudio, los pezones son enormes y la areolas también. Piernas largas y perfectas.
– ¡Claudio, quiero ser tu puta!
Se besaron, él se desviste, quita el panty rosa, la hace que le ofrezca el culo, apoyada en el escritorio, se lo besa, se lo chupa, le mete varios dedos, con la otra mano le masturba el pequeño coño, ella pide ser follada. Pero él quiere que Paquita, le chupe la polla. Ella lo hace, es una profesional, le acaba en la boca, ella traga todo el semen. Como Claudio es un Titán, su polla, diminuta, sigue erecta, finalmente se la folla por el culo. Paquita grita y ahora le eyacula en el trasero. Le gira y le come la conchita, hasta que Paquita, tiene un orgasmo feroz. Insulta, grita, agradece. Finalmente, ahora están los dos vestidos y Paquita desaparece. Claudio prende las luces, como unos bocados y sobre la hora abre la ventana de su cubil.
Claudio, vuelve a su casa. Hoy tan feliz como la mayoría de los días. Ustedes si tuvieran la imaginación de Claudio ¿no serían felices? En 24 horas, Sonia, Helga, Mimí, Gaspar y Paquita. Se ha follado la mejor carne de la zona y lo han penetrado con 30 centímetros de verga negra. Y para ser aún mejor, deja que a la flaca avinagrada, se la atienda otro, para que él no gaste sus energías en eso.
Envidio a Claudio. ¿Cómo? Si adivinaron, Claudio, soy yo. Adiós.

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